Plan General de Ordenación Urbana 2001

Memoria

3. ASPECTOS ECONÓMICOS Y SECTORIALES: PAPEL ECONÓMICO SOCIAL DEL PATRIMONIO HISTÓRICO.

B. PAPEL ECONÓMICO Y SOCIAL DEL PATRIMONIO HISTÓRICO

En la última década se ha asistido a una fase de transformación en el sector de los bienes culturales. Ha mejorado para el público su accesibilidad: apertura de nuevas sedes museísticas, prolongación de horarios de apertura, introducción en los museos de nuevos servicios... Paralelamente ha crecido su demanda: han aumentado las visitas a los museos, a los monumentos, a las grandes exposiciones. Ha crecido la contribución de los bienes culturales al PIB.

Pero lo más sorprendente ha sido el cambio de paradigma respecto al concepto y función del patrimonio histórico en su relación con el resto de esferas que componen la vida civil. Frente a las posturas postrománticas que acuñaron el concepto moderno del patrimonio histórico como factor de identidad colectiva, expresión de la riqueza cultural de la nación, o simplemente como "testimonio de la contribución a la civilización" de una cultura determinada, en la última década se ha primado la interpretación social del patrimonio cultural y se han propuesto definiciones acordes con planteamientos de tipo económico.

Conviene precisar que el juicio acerca del centro histórico, y del propio significado de lo histórico está, a su vez, históricamente determinado. La historia de las intervenciones en el centro histórico es también la historia del concepto de centro histórico, o “si se quiere, la historia del concepto de Historia Giovanni Ferracuti, “Aspectos económicos productivos y de coste de la recuperación de edificios”, en F. Ciardini y P. Falini, Los centros históricos. Política urbanistica y programas de actuación. Barcelona: Gustavo Gili, 1983, pp. 32-51.”.

Hecha esta salvedad –útil para comprender la dimensión histórica implícita en el propio problema de los centros históricos-, es necesario dejar sentado desde el principio que la cuestión del centro histórico no es, en absoluto, un asunto ajeno a la ciudad toda. El problema de la conservación de la ciudad histórica es, principalmente, un problema social, porque el objeto a proteger es una calidad de vida, no una forma de contemplar Leonardo Benevolo, “La conservación de la ciudad antigua: ponencia en la reunión del ICOMOS de Brujas, 1975”, en La ciudad y el arquitecto. Barcelona: Paidós, 1985, p. 89.. Hay que entender, de acuerdo con Benevolo Op. Cit., que el intento de conservar los centros históricos se encuadra en la alternativa a la ciudad posliberal (aquella basada en un acuerdo entre la propiedad inmobiliaria y la burocracia pública). En efecto, la conservación de la ciudad histórica comparte con el modelo propuesto por el proyecto moderno su crítica a la ciudad posliberal, al evidenciar que es posible construir un entorno diferente que funciona y que, por tanto, el modelo posliberal no es inevitable.

Resulta inevitable examinar con atención el papel representado por el Patrimonio Histórico en el sistema productivo general. Ello implica abordar su estudio tanto desde la óptica de los costes, como sobre todo, desde la de los beneficios, pues precisamente este último aspecto ha sido el más descuidado por la investigación científica y el discurso común.

En cuanto al análisis de los costes derivados de la política de intervención en los centros históricos y de la recuperación de lo existente asumimos las conclusiones elaboradas por Ferracuti, las cuales pese a contar con poco más de dos décadas continúan vigentes. Después pasaremos a exponer los nuevos enfoques que valoran los aspectos económicos positivos de la intervención en patrimonio histórico, centrados en los beneficios que aporta esta a la estructura general del PIB. Para ello, describiremos brevemente la técnica de la "evaluación contingente" desarrollada para evaluar la dimensión económica de los "bienes sin valor", para, pasar después a exponer la hipótesis elaborada por el economista Marco Causi sobre el impacto en las tablas imput/output de los gastos en bienes culturales, y cómo estos alimentan un doble flujo económico. Como complemento a lo señalado por Causi se señalan mediante indicadores económicos el caso concreto de la oferta turística en Granada. El turismo es, sin duda, el sector en el que se deja sentir de manera más clara la influencia de la inversión en patrimonio histórico. Por ello, se reseñan, además, las recomendaciones internacionales sobre turismo cultural. A continuación se recogen las reflexiones sobre medidas de financiación alternativas a las públicas elaboradas por la doctrina internacional. Por último, cierran este apartado las recomendaciones a considerar en el debate sobre el mantenimiento del centro histórico granadino, desde su vinculación más amplia con el tejido económico y social, y con el modelo y estructura urbanos propuestos.

Impacto del patrimonio histórico en la economía

Aspectos económicos, productivos y de coste de la recuperación de edificios


En el problema de la utilización del stock edilicio existente surge de manera inevitable la cuestión de los costes de renovación. Aunque el intento de valorarlos en un plano abstracto está abocado a su imposibilidad, por la dificultad de tipificar las propias intervenciones, debido a la variabilidad de los diferentes factores que entran en consideración. Entre ellos destacan el estado de conservación, las tipologías arquitectónicas y estructurales, o las características técnico-constructivas del patrimonio inmobiliario. Todos ellos varían en función de la época y de la forma en la que han sido utilizados hasta hoy, por lo que los costes de intervención son distintos incluso en aquellos casos iguales en apariencia.

En cualquier caso conviene señalar que en tales costes influyen, en primer lugar el factor de localización. Es decir la variación en el precio del suelo dependiendo de su situación, con respecto al centro o a la periferia y el grado de accesibilidad a los solares. Hay que precisar que el factor de accesibilidad está en función de lo que Leonardo Benévolo analizó y definió como círculo vicioso del suelo: crecimiento abusivo de las periferias urbanas residenciales y con déficit de equipamientos que acogen a los habitantes de los barrios históricos, que quedan despoblados, y cuyas fábricas sometidas a un proceso de degradación, y a un aumento del precio de los solares por su ubicación próxima a centro funcional.

En segundo lugar, respecto a los costes de la rehabilitación, hay que señalar el problema de las tipologías constructivas y estructurales. Es decir, el problema por una parte de la adecuación de tipos edilicios cuya estructura espacial se configuró para unos niveles de ocupación y uso muy determinados (casas patio) a otros adecuados a los nuevos modos de vida (cambio de viviendas unifamiliares sobre parcelas dimensionadas según los estándares preindustriales a viviendas plurifamiliares con estándares de equipamiento actuales.

En la última década se ha asistido a una fase de transformación en el sector de los bienes culturales. Ha mejorado para el público su accesibilidad: apertura de nuevas sedes museísticas, prolongación de horarios de apertura, introducción en los museos de nuevos servicios... Paralelamente ha crecido su demanda: han aumentado las visitas a los museos, a los monumentos, a las grandes exposiciones. Ha crecido la contribución de los bienes culturales al PIB.

Pero lo más sorprendente ha sido el cambio de paradigma respecto al concepto y función del patrimonio histórico en su relación con el resto de esferas que componen la vida civil. Frente a las posturas postrománticas que acuñaron el concepto moderno del patrimonio histórico como factor de identidad colectiva, expresión de la riqueza cultural de la nación, o simplemente como "testimonio de la contribución a la civilización" de una cultura determinada, en la última década se ha primado la interpretación social del patrimonio cultural y se han propuesto definiciones acordes con planteamientos de tipo económico.

Las deficiencias de los indicadores económicos

En los últimos tiempos han adquirido gran relevancia los problemas relativos a una correcta valoración de los programas públicos y proyectos privados de inversión, en el sector de la rehabilitación en general, y de los bienes culturales en particular. Gran parte de los esfuerzos realizados para establecer una tal valoración, con métodos objetivos de las implicaciones económicas de las políticas de intervención en los centros históricos, se mueve en una perspectiva políticamente equivocada y científica y metodológicamente incorrecta, a juicio Giovanni Ferracuti Ferracuti op cit, p.32. Ello a pesar del uso de unos instrumentos analíticos a menudo muy sofisticados.

De acuerdo con la línea de argumentación de Ferracuti, es dudosa la legitimidad de cualquier teoría económica de la rehabilitación separada de una política de la rehabilitación. Porque reducir el análisis de la recuperación y mantenimiento del patrimonio histórico a un enfoque exclusivamente economicista supone, como afirma nuestro autor, obviar la naturaleza interdisciplinar que los bienes culturales han ido adquiriendo, y en la cual las variantes económicas están estrechamente relacionadas con las metaeconómicas (políticas, sociales y ambientales).

Junto a nuevos paradigmas interpretativos del patrimonio cultural y natural se han intentado elaborar técnicas y métodos analíticos alejados tanto de las interpretaciones de la escuela neoclásica, como de los tradicionales análisis macroeconómicos. vid. Carlo del Monte, L’impiego di modelli econometrici per la valutazione di politiche economiche alternative y José Allende Landa, “Desarrollo sostenible: de lo global a lo local”, Ciudad y Territorio Estudios Territoriales, 3, 104 (1995), pp. 269 y ss
Interesa, en primer lugar, hacer una breve mención a los vínculos existentes entre los indicadores económicos al uso y el modelo económico basado en el principio del crecimiento, afianzado en Europa después del cambio que supuso Breton Wooes.

Como después de la Segunda Guerra Mundial, el objetivo prioritario era el crecimiento económico, en consecuencia se necesitaba medirlo. Tenía que utilizarse un método práctico basado en estadísticas fácilmente accesibles. Puesto que la producción nacional consta de elementos extremadamente heterogéneos, sólo los movimientos monetarios que tienen lugar durante las transacciones financieras indican datos cuantificables de fácil proceso. Es sobre esta base como el Producto Nacional Bruto reúne todos los valores añadidos registrados en las actividades económicas anuales de un país. Este es la clasificación para medir el crecimiento anual que ha sido utilizada durante las últimas décadas para presentar la evidencia del bienestar y del progreso a la opinión pública.

Sin embargo, estos indicadores adolecen de serias deficienciasJean Barthélemy. "The architectural and townscape heritage as a factor influencing trends in development" en UNESCO Preparatory Paper IV.. La primera es que no tienen en cuenta la utilidad social de las operaciones. Agrupan la producción industrial y el coste de los efectos perjudiciales sobrevenidos, los costes de la edificación nueva y los de las demoliciones previas. Un segundo error es el fallo evidente de no tener en consideración los préstamos recaudados sobre el patrimonio natural y cultural. En tercer lugar, debe hacerse notar que por su naturaleza, ningún hecho impagado tiene efecto sobre la medida del PNB. Aunque el balance social sea excelente, aunque un ambiente de apoyo mutuo y colaboración pueda haber promovido ayudas voluntarias a los necesitados y a las actividades de apoyo a las artes, los indicadores económicos no mostrarán reacción alguna.

Por lo tanto, los indicadores económicos están poco desarrollados en el asunto del patrimonio cultural y ambiental. Sea natural o arquitectónico, el patrimonio es la primera víctima del sistema, por la desatención de los préstamos del patrimonio natural o cultural, la indiferencia a la utilidad social de las obras, y por la ignorancia de cualquier valor no cuantificable, en particular el valor estético.

No obstante, poco a poco ganan reconocimiento nuevos modelos de análisis. Entre ellos destaca la técnica de la evaluación contingente que se ha mostrado especialmente útil para la valoración de los recursos ambientales, y cuya aplicación experimental a los bienes culturales puede revelarse de gran utilidad.

Metodología de la evaluación contingente


La evaluación contingente Vid. Sergio Ardila, Ricardo Quiroga y William J. Vaughan. A review of the use of Contingent Valuation methods in project analysis at the Inter-American Development Bank. Washigton D. C. : 1998, y Northern Illinois University. An explanation of Contingent Valuation methodology. es una técnica desarrollada para estimar el valor económico de los bienes y servicios "sin mercado". Muchos factores ambientales entran en esta categoría (aire limpio, espacio abierto, hábitat salvaje), y no hay mercados en estos bienes a través de los cuales se establezcan sus valores. Sin embargo, los factores ambientales tienen, de hecho, un valor, y puede ser útil expresarlo en términos monetarios. Algunas decisiones de política pública pueden tener consecuencias ambientales. Los valores monetarios pueden suministrar un denominador común mediante el cual el valor de los factores ambientales se pueda comparar con los costes y beneficios basados en el mercado tradicional.

El enfoque de la EV usa cuestionarios o entrevistas para obtener valores monetarios directamente de los encuestados. El instrumento de las encuestas y entrevistas describe un armazón similar al mercado, propone el intercambio entre el dinero y los bienes y servicios de interés. Así, invita a los encuestados a manifestar su elección. Por ejemplo, muchos estudios EV montan la la elección como un referendum. El cuestionario describe una estructura de referendum que invita al encuestado a aceptar o rechazar un coste monetario especificado (p. e.: un aumento de impuestos) para preservar unos bienes o servicios específicos. La proporción de respuestas de aceptación o rechazo en un grupo de costes diferentes suministra la información necesaria para estimar la cantidad promedio que el encuestado estaría dispuesto a pagar para obtener el bien descrito.

Una búsqueda EV válida requiere bastante más que preguntar si un individuo pagaría o no por un bien o servicio. Para obtener respuestas llenas de sentido, el escenario debe proponer una situación de elección que se aproxime a las condiciones de un mercado real. El cuestionario debe obtener respuestas económicas consideradas, sujetas al presupuesto. Los encuestados deben comprender claramente las características del bien o servicio ofrecido en el cuestionario. Tienen que creer que el mecanismo para suministrar el bien o servicio será efectivo y tienen que aceptar la noción de pagar por el bien o servicio. Los encuestados tienen que entender también las consecuencias, tanto materiales como financieras, de la elección que el cuestionaro les invita a realizar. El cuestionario debe incentivar respuestas honestas (no estratégicas) y eliminar la expectativa de obtener el bien o servicio ofertado sin asumir su coste financiero.

La investigación de la evaluación contingente tiene que evolucionar para incorporar técnicas cualitativas de búsqueda de mercado para diseñar cuestionarios EV efectivos. Algunos investigadores usan grupos foco para identificar lenguajes y conceptos familiares y relevantes a los encuestados. Los grupos foco también proporcionan un medio para testar la credibilidad y aceptabilidad de escenarios alternativos para suministrar un bien o servicio. Entrevistas previas al diseño de test se usan para ajustar los cuestionarios y probar la comprensión de asuntos complejos del encuestado. El trabajo cualitativo proporciona a menudo evidencia apremiante en el apoyo de la validez de valores estimados.

La evaluación contingente aplicada a la rehabilitación del patrimonio cultural


Investigar la tasa de retorno de la inversión en patrimonio cultural es relativamente fácil, pero puede minimizar el valor intrínseco del patrimonio para la sociedad local, nacional o global. El método de la Evaluación contingente se ha revelado útil en la estimación del grado de consentimiento para pagar por los servicios en aquellos sectores como el suministro de agua, sanidad y medioambientales, sin embargo, fue utilizado con éxito por el Banco Mundial para evaluar las inversiones en el patrimonio cultural urbano en el proyecto de rehabilitación de la medina de Fez, financiado por el propio Banco MundialWorld Bank, Royaume de Maroc y Harvard University Graduate School of Design. Rehabilitation of the Fez Medina. Project summary document. Mayo de 1998..

El valor intrínseco de la conservación de la medina como patrimonio cultural de la humanidad fue cuantificado mediante el método de la evaluación contingente enfocada sobre los turistas y los residentes extranjeros. Alrededor de 1,5 millones de turistas visitan Marruecos anualmente. El turismo representa una fuente de ingresos potenciales que pueden ayudar a financiar la reahabilitación, pero por el momento sólo se captura parcialmente. El valor global de la medina para los no marroquíes consta de tres componentes: beneficios directos para el turista que visita Fez, el uso pasivo (valores de existencia y preservación) para los turistas extranjeros que visitan Marruecos, pero no Fez, y preferencias generales sobre bienes públicos.

Una muestra de 600 visitantes adultos fue designada para representar a los visitantes (turistas y viajeros por negocios u otros asuntos). A los encuestados se les presentó información sobre la condición actual de la medina y se les comunicó que su rehabilitación satisfaría tres cosas: mejorar el aspecto de la medina mediante la reparación y la mejora de edificios, calles, infraestructura, espacios públicos y monumentos; preservar el carácter tradicional y el patrimonio cultural para las generaciones futuras; y asegurar que la medina continuaría siendo una ciudad viva y productiva.

Para ayudar a pagar las actividades propuestas de rehabilitación, se propuso a los visitantes si estarían dispuestos a abonar una tasa especial cuando se registrasen en su hotel. Para los no visitantes de Fez, se les presentó la tasa como una tasa de partida. Un rango de precios bajo ejemplos puestos entre paréntesis anticipaba la media de la disposición a pagar.

Los visitantes de Fez estaban dispuestos a pagar una media de 70 dólares cada uno para el mejoramiento y la preservación de las condiciones de la medina. Dado el número de visitantes cada año, esta cantidad equivaldría a un monto total de alrededor de 11 millones de dólares. El resto de los visitantes a Marruecos compartían la misma apreciación por la medina de Fez y estaban dispuestos a pagar por su mantenimiento una media de 30 dólares cada uno, lo que arroja beneficio anual de 47 millones de dólares.

El uso de estas cifras sirvió al Banco Mundial para indicar el valor económico de la preservación y cómo si una mínima fracción del monto de beneficios recibidos gracias a los visitantes se captara, generaría un sustancioso flujo anual de fondos para financiar la rehabilitación de la medina. Gracias a este método se pudo valorar económicamente el impacto del turismo en el patrimonio cultural urbano, puesto en valor por las inversiones que el Banco Mundial había realizado en la mejora de la propia medina.

El impacto económico positivo del patrimonio histórico: el análisis de Marco Causi

Marco Causi, consejero económico de la vicepresidencia del Consejo italiano, señala dos razones para explicar el impacto económico positivo del patrimonio cultural. Destaca como primera razón el papel económico desempeñado por la cultura en los países avanzados. Afirma que en ellos crecen las actividades terciarias y el contenido inmaterial de la producción de riqueza (el gasto destinado al conocimiento y a la cultura). La segunda razón apuntada por Causi es el impacto favorable del patrimonio cultural sobre el empleo. Distingue dos tipos: directo e indirecto. Con el primero se refiere a los empleos, bienes y servicios (hoteles, instalaciones recreativas y culturales) generados directamente por esas actividades. Con el segundo alude a la posibilidad de canalizar el ahorro logrado por la inversión en patrimonio cultural hacia la creación de empleo. Según el economista italiano, ese ahorro proviene de la menor demanda del consumo intermedio (materias primas, etc.) que genera el patrimonio cultural. Lo que se traduce en un ahorro de pagos en divisas para los países de monedas débiles, por el escaso volumen de importaciones que requiere el sector de los bienes culturales, ahorro que podría canalizarse hacia la creación de puestos de trabajo en otros sectores.

El análisis propuesto por Marco Causi sobre el impacto económico positivo de las inversiones en patrimonio cultural puede sintetizarse como sigue. Existen dos flujos económicos: uno que incide sobre el PIB (A); y, otro que opera directa e indirectamente sobre la creación de empleo (B).


La actividad económica en la que más claramente se aprecia el impacto señalado por Causi es el del turismo cultural. Aunque por turismo cultural se entiende una especialización de la actividad turística general (definido más abajo), en la actualidad el turismo es una multifacética y flexible industria del sector servicios. Respecto a la ordenación del territorio, el turismo presenta un impacto enorme sobre el concepto mismo de espacio urbano. De hecho, incluso está llegando a ser uno de los pocos usos legítimos del espacio urbano histórico, y el turista desde esa perspectiva se concibe como el sujeto ideal de la arquitectura. Richard Ingersoll, “Tres tesis sobre la ciudad”, Revista de Occidente, 185 (1996) pp. 11-44


En ello radican no pocos peligros, como ha señalado incansablemente Luis Fernández-Galiano Luis Fernández-Galiano, “Parques de ficciones”, El País, 30 de diciembre de 1995, Babelia 23 y Luis Fernández-Galiano, “La Internacional de la inocencia”, El País, 28 de diciembre de 1996, Babelia 15. En primer lugar la extensión de la llamada cultura de facsímil al ámbito de la ciudad toda –y no sólo al proyecto de arquitectura-, con su consiguiente categorización como principio de ordenación urbana. Es decir, la extensión del modelo de parque temático al espacio urbano. Algo que ya ha ocurrido con lugares como Williamsburg en Virginia, asentamiento colonial (siglos XVII y XVIII) que se preserva, en gran parte intacto, como museo al aire libre, gracias a la iniciativa de un clérigo local y a la iniciativa de la familia Rockefeller. Williamsburg comenzó sus actividades en 1926 y como asentamiento reconstruido in situ sobrevive única y exclusivamente por los ingresos proporcionados por el turismo de masas. Como museo al aire libre, Williamsburg ha perdido su dimensión urbana, quedando anuladas todas aquellas funciones propias de un aglomerado urbano, como son la residencial, la comercial, etc. De hecho, sus habitantes han sido sustituidos por figurantes, y su mercado por una representación teatral. Debido a la conjunción de parque arquitectónico-temático y de living history, actores vestidos a la usanza colonial representan ante los turistas un simulacro de la vida urbana preindustrial. Williamsburg ejemplifica, al igual que Disneyland (1955), un enfoque comercial de la historia urbana. Este es el riesgo que plantea la transformación del patrimonio cultural urbano en cultura de facsímil. La cuestión del turismo se vuelve ideológica cuando convierte los conceptos de espacio urbano y de arquitectura en mercancías potencialmente deseables para la experiencia del turista Ingersoll, op cit, p. 15.

De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT) debe entenderse por turismo aquella "actividad de las personas que se desplazan a un lugar distinto al de su entorno habitual al menos 24 horas por razones de placer o de negocios". Por su parte, el ICOMOS define el turismo culturalInternational Council of Monuments and Sites, Carta sobre el turismo cultural, Bruselas: 8 y 9 de noviembre de 1976. como "la forma de turismo cuyo objetivo es, entre otros, el descubrimiento de monumentos y sitios (históricos)".

El término de turismo cultural se ha elaborado conforme una nueva definición del concepto de monumento se abría paso en el horizonte social. Como cualquier otra noción, la de monumento ha recibido diversas interpretaciones a lo largo de la historia. La noción moderna de monumento surgió en la cultura humanista del renacimiento italiano, para después afianzarse con el interés romántico por las ruinas y, finalmente, desprenderse del valor rememorativo para adquirir un valor de contemporaneidad, de acuerdo con las exigencias culturales de la épocaVid. Aloïs Riegl, El culto moderno a los monumentos (1903), Madrid: Visor, 1997, y Giulio Carlo Argan, "Ciudad ideal y ciudad real", en Historia del arte como historia de la ciudad (1979), Barcelona: Laia, 1984., es decir un valor instrumental relacionado con las expectativas espirituales y culturales del momento. Sin embargo, con la irrupción de una sociedad de masas, con una producción cada vez más enfocada hacia el ocio y la cultura, el interés ha pasado del objeto en sí a la actitud del observador. Esta situación la describe muy bien R. HarbisonRobert Harbison, The built, fhe unbilt and the unbildable, Londres: Thames and Hudson, 1991, p. 38., cuando, al estudiar la génesis de la tipología monumental, introdujo el término de monumentalización. Aunque no llegue a definirlo de manera expresa, indica su sentido al señalar que "los turistas monumentalizan los paisajes por los que pasan... por la concentración de ciertos nodos de significado, que adquieren importancia ceremonial, ya se trate de graneros o de fábricas".

La oferta turística granadina

El origen del turismo en Granada


Desde principios de siglo en turismo presenta en Granada un auténtico vigor económico. En 1909 se estableció una cuota de entrada para visitar los palacios de la Alhambra, declarados monumento nacional durante el reinado de Isabel II, y desde entonces objeto turístico a potenciar. Junto a los palacios nazaríes el otro objeto turístico a potenciar fue Sierra Nevada, cuya promoción está directamente vinculada a la figura del Duque de San Pedro de Galatino, que junto con el Ingeniero José Santacruz fueron los artífices del desarrollo de sus potencialidades turísticas, mediante las actividades del Club Penibético. El proyecto del Duque comprendía la creación de una red de alojamientos (Hotel Alhambra Palace, 1910; Hotel Sierra Nevada, Hotel del Duque), la creación del tranvía de Sierra Nevada por los años 20 (incautado por el Estado en 1931) y la construcción de la carretera de Sierra Nevada.

No será hasta mediada la década de 1920 que Granada cuente con un proyecto global que ofertase la ciudad turísticamente. En 1926 se instaló la primera oficina de turismo en la recién adquirida por el Estado Casa de los Tiros que dependía de la Comisión Regia de Turismo (Patronato Nacional de Turismo a partir de 1928). La promoción turística de la ciudad se desarrolló entonces en el marco de un ambicioso proyecto debido a Antonio Gallego Burín:

· Restauración y habilitación de la Casa de los Tiros para Museo Gráfico de la Historia de Granada.
· Redacción del primer indicador del turista en Granada.
· Confección de un modelaje de impresos, normas y circulares con destino a crear una conciencia turística en la ciudad.
· Promoción turística de Granada y de toda Andalucía Oriental (excursiones organizadas por el Instituto de las Españas de Nueva York, Universidad Popular de Treviso, Asociación de Automovilistas de Baviera, Escuela de Arquitectura de Varsovia, The International Student Hospitality Asssociation, etc.).
· Creación de los Festivales de Música Popular Española (en 1952, Festival Internacional de Música y Danza).
· Exposición Hispano Africana de 1924.


Granada y su oferta turística


Atendiendo al índice turístico, Granada ocupa el cuarto lugar en la oferta turística regional [tabla 1],

Tabla 1 Indicadores económicos

por debajo de Málaga (5.538), Sevilla (2.881) y Cádiz (1.999). De las tres provincias que la superan, Málaga y Cádiz son centros turísticos enfocados hacia la oferta de sol y playa, mientras que Sevilla, además de ser el centro funcional regional por excelencia destaca por su oferta monumental. En cuanto al cómputo de pernoctaciones y excursiones [tabla 2], Granada ocupa el primer lugar regional con 13.448.411, seguida de Málaga, con 10.929.827, Algeciras-La Línea de la Concepción, con 8.388.742 y Sevilla con 8.225.753. De estas estimaciones se deduce que, en términos absolutos, Granada se sitúa en una buena posición en la oferta turística cultural. Ello se percibe con mayor claridad si se atiende al cómputo de visitantes a conjuntos y áreas arqueológicas y monumentales andaluzasTéngase en cuenta que el cómputo está referido a conjuntos y áreas monumentales y arqueológicas gestionadas por la Junta de Andalucía, faltan, por tanto, los datos referidos a los visitantes de los bienes que conforman el patrimonio eclesiástico, pero, aún así, los datos aportados resultan reveladores de la atracción turística monmental. [tabla 3].

Tabla 3 Número de visitantes totales a conjuntos y áreas arqueológicas y monumentales 1997
CM: conjunto monumental; CA: conjunto arqueológico; AA: área arqueológica; AM: área monumental.

Pernoctaciones hoteleras

1

Pernoctaciones en Campamentos

2

Otras pernoctaciones extrahoteleras

3

Total pernoctaciones extrahoteleras

4 = 2 + 3

Almería
3.528.401
303.506
2.268.770
2.572.376
Cádiz
3.027.061
500.977
1.864.503
2.365.480
Córdoba
973.255
59.355
553.651
613.006
Granada
2.990.310
184002
1.861.615
2.045.617
Huelva
1.433.323
583.587
1.138.942
1.722.529
Jaén
547.418
160.490
479.156
639.646
Málaga
13.536.641
466.408
8.103.970
8.570.378
Sevilla
3.202.501
182.607
1.211.320
1.393.927
Andalucía
29.238.910
2.441.032
17.481.927
19.922.959

Según el número de pernoctaciones hoteleras, Granada ocupa el quinto lugar en el cómputo regional, por debajo de Málaga, Almería, Sevilla y Cádiz. Sin embargo, en cuanto a pernoctaciones extrahoteleras, se sitúa en cuarto lugar, por debajo de Málaga, Almería y Cádiz, y por encima de Sevilla.

Hacia nuevos modelos de financiación del patrimonio histórico: el papel del tercer sector

Al lado de los dos sectores clásicos de la economía (las empresas privadas y los gobiernos) desde hace algún tiempo los economistas hablan de un tercer sector. En este tercer sector se incluyen las instituciones u organizaciones privadas sin ánimo de lucro con fines de contribuir al bienestar social (las denominadas ONGs), y las fundaciones.

Sobre la terciarización de los centros históricos


Desde hace tres décadas la doctrina internacional sobre la recuperación de los centros históricos se ha trasladado desde la perspectiva cultural del problema de la restauración, a un aspecto conservativo más profundo de los valores del entorno, incluyendo en este concepto a sus habitantes y a las actividades tradicionales que han sido su soporte, y, la garantía de su mantenimiento. Alcanzó su definición conceptual con la noción de rehabilitación integrada, formulada en su forma más explícita en la denominada Carta de Amsterdam, elaborada por el Consejo de Europa. En su artículo 7 se dice: " la conservación integrada es el resultado de la acción conjunta de la técnica de la restauración y de la búsqueda de las funciones apropiadas [es decir, usos compatibles con el mantenimiento tipológico, formal y constructivo de la edificación]... la conservación integrada debe ser uno de los momentos preliminares de la planificación urbana y regional". Tras su formulación se convirtió en uno de los pilares básicos de la estrategia conservacionista y de la cultura de la tutela de los centros históricos.

Ahora bien, la operatividad de la doctrina de la rehabilitación integrada depende de dos aspectos clave (si hacemos abstracción del desarrollo de los medios jurídicos, administrativos, financieros y técnicos adecuados): el mantenimiento de la población autóctona y de sus actividades productivas. En este sentido se expresa Benevolo en su ponencia a la XX Conferencia Internacional del ICOMOS, al afirmar que el mantenimiento de la población y de las actividades tradicionales constituyen las únicas herramientas políticas y metodológicas para la conservación del patrimonio inmobiliario. De ahí surge la condena a la terciarización de los centros históricos. En palabras de Pier Luigi Cervellati, al referirse al modelo paradigmático de Bolonia: "no se trata de una sustitución de las personas, ni tampoco de un alejamiento temporal; al contrario, se ha querido impedir cualquier forma de confinamiento que favorezca la terciarización progresiva de los centros, que de lugar al primer y más profundo trastorno de la ciudad: la desaparición de sus habitantes".

Cervellati enuncia claramente la ecuación que liga terciarización y desaparición de población del centro urbano. Conviene retener esta idea, pues ha sustentado tanto la doctrina internacional de conservación de los centros históricos como su práctica (Bolonia).

Hay que entender que se entiende por terciarización. Si por ello se entiende la implantación de usos terciarios sin descender a distinguir cuales sean estos usos, la terciarización supone degradación, pero si entre las actividades terciarias se incluyen además de las administrativas y burocráticas las comerciales y pequeños artesanales, es evidente que estos usos han sido los soportes tradicionales de los centros históricos.

En el caso de Granada es útil tener presente la distinción entre centro antiguo y centro histórico (distinción elaborada por la crítica italiana). Por centro antiguo se entiende el asentamiento consolidado anterior a los ensanches renacentistas, barrocos y burgueses que constituyen el centro histórico propiamente dicho. En Granada se observa como desde finales del s. XVI la ciudad baja (centro histórico) asume un creciente protagonismo frente a la ciudad alta (identificada con su centro antiguo). Ello se debió a la lógica que vincula los emplazamientos en llanura con el desarrollo de actividades comerciales y artesanales (expansión del barrio de la Magdalena desde el s. XVII). Desde este enfoque resulta evidente que una crítica abstracta al concepto de terciarización no sólo no entiende los procesos productivos de esta ciudad, sino que además surge un problema: en el momento en que esas actividades preindustriales han desaparecido del centro histórico surge la necesidad de revisar el concepto de rehabilitación integrada.

Patrimonio Histórico y Turismo: Objetivos estratégicos


Consciente de la función social y económica que el patrimonio histórico, es decir, la ciudad histórica y sus monumentos, representa en las nuevas estrategias de desarrollo, que entiende su conservación formando parte del binomio patrimonio histórico-turismo cultural, el presente Plan sienta las bases para su correcto funcionamiento. Para ello prevé la implantación de usos compatibles con la preservación de los valores arquitectónicos y ambientales de la escena urbana histórica, entre ellos los usos hoteleros, para facilitar el alojamiento de los visitantes. Así mismo a través de su normativa regula las condiciones que hagan posible el mantenimiento de las tipologías arquitectónicas integrantes de esa escena, a fin de evitar la conversión del escenario físico tradicional en su simulacro.

    Página actualizada el: 26/01/2004
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