BENEFICIOS MEDIOAMBIENTALES
El plástico es un problema bastante serio ya que es un material que perdura mucho tiempo en la naturaleza (aproximadamente entre 100 y 1.000 años dependiendo del tipo que sea). Además utilizamos envases de plástico que duran mucho para objetos que son rápidamente utilizados y arrojados a la basura.
Reciclar disminuye el impacto medio ambiental de este material ya que permite fabircar multitud de objetos a partir de plástico reciclado como tuberías y contenedores.
Con las latas de aluminio se vuelve a hacer aluminio y por lo tanto nuevas latas. Con ello se reduce la explotación de bauxita, que es el mineral del que se extrae el principal componente del aluminio, y se reduce el consumo de energía y la contaminación del proceso en un 95 %.
Las latas de acero son consumidas en las acerías junto a chatarra de otras procedencias para la producción de acero.
Los tetrabriks se envían a una planta que recupera el 100% del cartón contenido en ellos para fabricar productos de celulosa.
El plástico vertido en los océanos se ha convertido en un problema medioambiental muy grave. A unos 1.000 km de Hawai, en el océano Pacífico, se concentra
un remolino de millones de toneladas de plástico. Se calcula que ocupa de 1,7 millones a 3,4 millones de km cuadrados, más o menos el equivalente
de tres a siete Españas, y pesa unos 3,5 millones de toneladas. Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer conocida como la isla o sopa de basura. Bajo la influencia de la luz solar, la acción del oleaje y la abrasión, estos elementos se descomponen lentamente en fragmentos cada vez más pequeños.
Los organismos marinos confunden los restos de residuos tóxicos con comida. Así, los residuos entran en la cadena alimenticia porque estas especies sirven de alimento a los peces grandes, los mismos que después acabarán en nuestros platos.
En otros casos, el plástico acaba causando directamente la muerte de los animales
Evita el uso innecesario de plásticos y recicla.
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*Fuente: National Geografic, noviembre 2014. Texto de Eva van der Berg.
Moldeable, resistente, impermeable, imperecedero, económico... el que fuera uno de los materiales estrella del siglo pasado se ha convertido hoy en un verdadero problema a escala planetaria. Fabricamos y utilizamos todo tipo de objetos plásticos desde hace apenas dos o tres generaciones pero el aluvión de residuos que hemos generado es descomunal. Se estima que desde 1950 se ha producico unos 6000 millones de toneladas de este material, suficiente para cubrir todo el planeta con una envoltura de plástico. Hay restos plásticos de diversa índole en todos los océanos del mundo y aunque la magnitud global de esta contaminación es aún una incógnita las muestras obtenidas durante la expedición Malaspina que el CSIC llevó a cabo en 2010 apuntan que la cantidad de plástico que hay en los océanos es de decenas de miles de toneladas y que cantidades todavía mayores están siendo transferidas desde la superficie a los organismos y aguas más profundas.
Durante aquella campaña de circunnavegación, Andrés Cozar, investigador de la universidad de Cádiz lideró el programa "Plásticos en el Océano Global" . "Todos los muestreos realizados durante la expedición a bordo de los buques oceanográficos Hespérides y Sarmiento de Gamboa se desarrollaron en aguas oceánicas alejadas de las zonas costeras ocupadas por el hombre. Sin embargo, aparecieron plásticos flotando en el 80% de la superficie muestreada" afirma el ecólogo. Hasta ahora se había documentado la existencia de acumulaciones de plástico en las zonas centrales del Pacífico Norte y el Atlántico Norte. "Pero la expedición Malaspina ha demostrado la existencia de cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, dos en el hemisferio Norte y otros tres en el Pacífico Sur, Atlántico Sur e Índico·, añade. Estos cúmulos son generados por la circulación superficial de las aguas marinas organizada en torno a cinco grandes giros que actúan como cintas trasportadoras. "estas recogen el plástico flotante procedente de los continentes y lo agrupan en las zonas centrales de las cuencas oceánicas. A lo largo de este recorrido, los objetos se resquebrajan y se fragmentan debido a la radiación solar, pero los trozos más pequeños, llamados microplásticos son bastante estables y duraderos y pueden perdurar varios centenares de años", explica el científico.
Hoy resulta chocante recordar que el primer material plástico se inventó para defender el medio ambiente. Fue durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando el billar era el juego de moda entre la alta sociedad estadounidense y europea. El acopio de marfil necesario para fabricar las bolas desató una matanza indiscriminada de elefantes en especial en Ceilán, donde, según denunció el Times en aquellos años, más de 3.500 ejemplares fueron abatidos en tres años. Por suerte, en 1853 un proveedor de bolas de billar neoyorquino prometió una fortuna a quien propusiera una buena alternativa,. Y el inventor John Wesley Hyatt aceptó el reto. Tras pasarse años trabajando con diversas mezclas fallidas en 1869 consiguió el primer material plástico de la historia: el celuloide, una mezcla de celulosa, etanol y alcanfor, que aunque al principio no resultó idónea para fabricar bolas de billar, revolucionó la industria del cine y la del peine la cual hasta entonces se abastecía de otro material poco sostenible a largo plazo: los caparazones de las tortugas. Hyatt estaba orgulloso de su invento y lo publicitaba desde su compañía: así como el petróleo salvó a la ballenas de la extinción (se dejó de matar a estos cetáceos para obtener el aceite que se usaba como combustible para las lámparas), el celuloide evitaría la muerte de elefantes y tortugas. Tras el plástico de origen natural de Hyatt vinieron muchos más, completamente sintéticos -la baquelita fue el primero_ y casi eternos. En la actualidad, la mayor parte de este material se obtiene a partir de compuestos orgánicos, derivados del refinado del petróleo. Sin duda, Hyuatt se quedaría de piedra si hoy pudiera ver una de estas "sopas de plástico".
Como debió de quedarse también el capitán californiano Charles Moore en 1997 cuando, a bordo de su buque oceanográfico Alguita, vislumbró bajo el casco una aglomeración tan brutal de residuos que puso en alerta a la comunidad internacional. Auqnue su existencia ya había sido predicha por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos mueve años antes, Moore fue el primero en observar in situ una de estas "sopas". Desde entonces se ha dedicado a divulgar el problema y a documentar la dimensión de estas grandes áreas donde confluyen los residuos formando inmensas islas flotantes de basura compuestas por fragmentos de todos los tamaños a veces tan diminutos que son difíciles de ver a simple vista. Unos minúsculos cachitos que los animales confunden con zooplacton. Minúsculos y numerosísimos porque, según documentó Moore en 1999, la masa de fragmentos de plásticos presente en la aglomeración del Pacífico Norte era seis veces superior al zooplacton.
Así de forma aberrante el plástico ha pasado a formar parte de la cadena alimentaria marina. Se calcula que más de 6000 especies ingieren por error pedazos de plástico que confunden con alimento. Unos lo hacen tragándoselo directamente. Otros cuando depredan sobre los anteriores. Aunque ya sea por sus costumbres alimentarias o por el lugar en que habitan hay animales que se ven más afectados que otros por la basura oceánica. Es el caso del albatros de Laysan, que nidifica en el paradisíaco atolón de Midway, en el Pacífico y que a pesar de estar a más de 3.000 km de cualquier lugar habitado se haya en el epicentro de uno de estos grandes giros de circulación de agua superficial. Cuando los adultos ceban a sus polluelos con lo que ellos creen que son pequeños fragmentos comestibles, sentencian sin saberlo el futuro de sus descendientes. Cada año una elevado porcentaje de pollos muere por esta ingesta funesta. Ver las carcasas descompuestas de estos jóvenes albatros y observar que todo el contenido estomacal plástico permanecen intacto es una imagen que vale más que mil palabras.
Pero los efectos de los residuos plásticos sobre la biodiversidad va más allá de las áreas donde confluyen cada uno de los cinco giros. También en el mediterráneo los plásticos proliferan en el estómago de nuestras aves marinas, como evidencia el estudio realizado por un equipo del departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona, El estudio es el primero que cuantifica la ingestión de plásticos en aves marinas en el Mediterráneo
La solución a tamaño problema no es fácil ya que el coste de retirar estas exorbitantes cantidades de desperdicios es inasumible para cualquier nación y encima, esas aglomeraciones se hallan en tierra de nadie. En segundo lugar, porque a cada minuto que pasa la cantidad de plásticos en el mar va aumentando sin parar, ya que los humanos seguimos tirando nuestros desperdicios de forma descontrolada desde cualquier parte del planeta.
Pero limpiar los océanos amenazados por la basura que nosotros hemos generado es posible. Iniciativas como la de The Ocean Cleanup supondrían reducir la acumulación de plástico en un 50% en los próximos 10 años.
Más información: supermercados sin envases
Berlín fue la primera ciudad en inaugurar un establecimiento “libre de envases” y ahora París le sigue con una propuesta similar. Los beneficios de esta tendencia son muchos, el primero y más evidente es la reducción de residuos. Hay otros aspectos positivos, sin embargo, que quizás no sean tan evidentes a primera vista pero están implícitos en esta práctica. Si los productos no llevan envase, deben venderse a granel, lo que nos permite comprar exactamente lo que necesitamos. ¿Por qué comprar cuatro yogures si solo necesitamos dos? ¿Por qué comprar un litro de leche si solo beberé medio? ¿Por qué comprar 600 gramos de cereales si solo comeré 200 antes de que el resto de la caja se reblandezca? A granel, ajustamos más la compra a nuestras necesidades y, por extensión, no solo ahorramos dinero sino que además reducimos la cantidad de comida que termina caducada en la basura. Menos envases, además, supone también más comodidad en casa, ya que almacenar los residuos de reciclaje (cartón, vidrio, latas…) se acaba convirtiendo en un engorro. Por último, sin packaging de por medio, sin envoltorios coloridos y con un diseño atractivo, sin marketing en definitiva, nos olvidamos de “comer por los ojos” para comprar solo lo que realmente necesitamos o nos apetece
Como todo en la vida, sin embargo, los supermercados sin envases también tienes sus “contras” y es que comprar un pack de 6 huevos es mucho más sencillo que llevar una huevera y procurar que lleguen a casa sanos y salvos. Coger un paquete de arroz, uno de lentejas y otro de garbanzos, a priori, también es más cómodo que llevar tres tupper distintos y cargar con ellos a la ida y la vuelta de la compra. Los envases, por lo tanto, nos lo ponen algo más fácil. Hay algunos productos preparados, además, que requieren obligatoriamente de envasado para no perder sus propiedades y poderse conservar en el tiempo.
Otro consumo es posible
Aunque la iniciativa de los supermercados sin envases todavía no se ha implantado en España, la cultura sostenible ha llegado a nuestra cesta de la compra de otras muchas formas. La principal vía ha sido la de los productos ecológicos, que cada vez ganan más espacio en los lineales de los supermercados generalistas y se hacen populares en establecimientos dedicados exclusivamente a ellos, como OOBI en Barcelona, un supermercado con más 6.000 productos ecológicos, vegetarianos y veganos, el más grande de este tipo en la Ciudad Condal. En Granada El Encinar es una asociación de productores y consumidores ecológicos pionera en nuestra ciudad en el cultivo de productos ecológicos. Otra tendencia cada vez más implantada es la de los productos de kilómetro 0, es decir, que llegan a nuestra cesta desde los lugares de cultivo o cría más cercanos posibles, lo que nos garantiza la máxima frescura. Y es que lo orgánico se sirve cada vez más en restaurantes
Las evidencias lo demuestran, la sostenibilidad crece en el sector de la gastronomía y eso es porque la demanda crece y, de ser así, ¿cuánto tardaremos en ver en España un supermercado sin envases?
Más información: Davos 2016
Más información: Davos 2016
Al ritmo de consumo actual de aquí a diez años los mares y océanos de nuestro planeta contendrán una tonelada de plásticos por cada 3 toneladas de peces y, en 2050, el peso de los residuos plásticos será superior al peso de todos los peces del planeta. Estos son los datos que se publican en el estudio La nueva economía de los plásticos, presentado esta semana en el Foro Económico Mundial que se celebra en
Davos (Suiza). En este foro económico por excelencia se ha abordado estos días la reforma del sector financiero, la economía de China, la crisis de los refugiados y la omnipresente caída del precio del petróleo, pero también la contaminación que sufren nuestros mares.
Se calcula que cada año terminan en los océanos del mundo ocho millones de toneladas de residuos plásticos, aunque esta cifra podría aumentar diez veces en la próxima década a menos que la comunidad internacional mejore sus prácticas de gestión de residuos. Esta cantidad podría cubrir 34 veces el área de la isla de Manhattan. O más gráficamente: esta cifra equivale a verter al agua del mar cada minuto la carga de un camión de gran tonelaje. Estas cifras proceden de un estudio que publicó la revista «Science» el año pasado y que por primera vez calculó la cantidad de desechos plásticos que llegan al mar cada año desde tierra. «Si no se toman medidas -advierten desde Davos-, los vertidos serán equivalentes a dos camiones por minuto en 2030 y cuatro camiones por minuto para el año 2050».
El estudio presentado en Davos -que forma parte del proyecto MainStream, una iniciativa del Foro Económico Mundial que cuenta con el apoyo de la Fundación Ellen MacArthur- utiliza estas cifras, las proyecta y las compara con la biomasa de peces en los océanos no para criticar a la industria de los plásticos sino para llamar la atención sobre los puntos débiles del sistema de producción, consumo y reciclaje y la búsqueda de soluciones a través de la incipiente economía circular, esto es, que nuestros residuos vuelvan como recursos al ciclo productivo.
La cita de estos días en Davos se centra en la llamada cuarta Revolución Industrial, por lo que la idea es ver cómo podemos convertir los desafíos de la actual economía de plásticos en una oportunidad global para la innovación.
Más reciclaje
Debemos pasar del usar y tirar a la reutilización o a buscar nuevos materiales que hagan la misma función pero que no requieran tanto consumo de petróleo y que sean biodegradables. El informe señala que la mayoría de los envases de plástico se utiliza una sola vez. «El sistema actual de producción, utilización y abandono de los plásticos tiene efectos negativos importantes: entre 80.000 y 120.000 millones de dólares se pierden cada año en forma de envoltorios plásticos que no son reutilizados». Y aboga por «repensar totalmente el sistema de embalaje» y la búsqueda de alternativas al petróleo como material de base para su producción.
El uso de plásticos ha aumentado veinte veces en el último medio siglo y se espera que se duplique de nuevo en los próximos 20 años. Esto llevará a que en 2050 la industria del plástico consumirá el 20% de la producción total de petróleo y el 15% del presupuesto anual de carbono.
El informe recomienda la implantación de sistemas de recogida selectiva y reciclaje -en España es el contenedor amarillo gestionado por Ecoembes y que además de envases plásticos recoge también los de papel y cartón y las latas y briks- en todos aquellos lugares donde no existen, pero sobre todo en los países que han sido identificados como los mayores contaminadores.
China es el primero, y le siguen Indonesia, Filipinas, Vietnam y Sri Lanka. Entre los cinco acumulan el 83 por ciento de los residuos de plástico mal gestionados que podrían acabar en el océano. Y por eso los investigadores calculan que la reducción de estos residuos en un 50% se traduciría en una disminución de casi el 40% de las entradas de plástico en el océano. En esta lista de contaminadores del mar EE.UU, se sitúa en el número 20, mientras que la UE en su conjunto se queda en el número 18. En España, de acuerdo con los últimos datos de Ecoembes, se reciclan casi 3 de cada 4 envases de plástico, pero fuera de Europa es muy raro encontrar tasas de reciclaje así. En Estados Unidos, por ejemplo, donde su consumo se multiplicó por 30 entre 1960 y 2007, la tasa de reciclaje, sin embargo, apenas se multiplicó por dos.
Pero más allá de esto se hace necesario buscar alternativas al petróleo en su producción. En España ya hay empresas que incorporan materia prima reciclada en los envases. Así, una empresa de aguas sacó en 2012 su botella de 1,5 litros con un 20% de material reciclado, mientras que otra ha empezado a utilizar en sus garrafas un material procedente de la caña de azúcar.