Carmen Max Moreau (Carmen de los Geranios)
Crítica de D. Marino Antequera
Crítica de D. Marino Antequera
Con motivo de su exposición patrocinada por la Alianza Francesa D. Marino Antequera escribió:
Para el público granadino ya es bien conocido el notable pintor Max Moreau. En la exposición que se realizó en el Centro Artístico expuso poco más de una treintena de cuadros, muy característicos de la manera del reputado maestro, el que divide su exposición en tres grupos; retratos, óleos y acuarelas.
En cada uno de estos grupos, lucen las cualidades fundamentales del artista, a saber; excelente oficio y dominio del dibujo, la composición y la ciencia del color, dueño de infinitos recursos, obtenidos en perseverantes y dilatada experiencia, los pone al servicio de su temperamento de verdadero pintor. Por ello es difícil el otorgar preferencias a uno y otro género entre los propios de artista tan destacado.
Sin embargo, dadas las cualidades punto menos que invencibles de la especialidad, lo mejor de esta exposición, es el retrato.
Retratos masculinos y femeninos, de cierta edad y encantadores de niños y señoras jóvenes, sobrios, sencillos o brillantes, y decorativos, es decir: sujetos a las características del modelo y de modelos de gran variedad. Así hay dos muy buenos retratos de mujeres bellas y jóvenes, el de la señora de Artacho y el de la señora de Grandía, que difieren enormemente. El primero, grácil, incluso en el moderno atuendo de la retratada, invita al pintor a un casi imposible acorde entre el amarillo limón de la blusa, y los verdes enteros del fondo. El resultado es una gran armonía. El segundo, uno de los mayores aciertos del artista, es un cambio severo de matices, y tiene el empaque y el atractivo de una pintura romántica. Forman digno conjunto con los anteriores, el folklórico de la señora Castellano y el exquisito de Mademoiselle S.
De los masculinos se admira la buena técnica de los señores de Artacho y Mazuelos y el virtuosismo, sobre todo el referido al problema de grises, de la predominante y justa bata blanca del Dr. L. del Arbol. Muy entonado el “Vieux gentleman”. Atraen poderosamente la atención, por la simpatía de los modelos, cogidos con extraordinario cariño por el veterano maestro, los retratos de las hermanas Mira, y sobre todo, el muy bueno del pequeño Roca.
La sección más numerosa y variada, es la de los óleos y ella permite la expansión de la multiplicidad de talentos de Max Moreau. Entre ellos destaca las lecciones de bien pintar, que suponen la cabeza de “El vendedor de agua” y todo el cuadro “Naturaleza Muerta”, con la prodigiosa exactitud de calidades, la destreza de toque, las capas delgadas en lo más y los vigorosos empastes, hasta con el empleo de la espátula en las luces, todo en conjunto de gran honradez y verdad. Las explotaciones y problemas cromáticos, se advierten en la rebelde y ya señalada armonía de verdes y amarillos de “Cardos” y en el idealista “Sirenas”, el color puro de “Pimientos”, lo meramente decorativo se admira en “Maribel”, la luz brillante junto con la difusa estudiada con cariño, se nota en “ El patio florido” . “Carnaval de Lisboa” y “ La comida del gitano”, el dominio del dibujo expresivo se hace patente en “Guitarrista” y la habilidad del sustrato fuerte cubierto con veladuras en “Tony-María”, como el conseguido desenfoque en profundidad, resuelto en dos términos, en “El vendedor de plátanos” y en “ Las coliflores” y el sabor de raza resalta en “Enrique” y “La buenaventura”.
En las acuarelas, en general con toque de blanco y gouache por gusto del pintor y no por torpeza para preservar reservas, son muy hermosas las brillantísimas con temas florales, zinnias, geraneos y bocas de león, con el muy bonito “Bouquet”: mas las dotes del pintor brillan con mayor intensidad en “Tarros viejos de mostaza” de antigua artesanía dijonesa. Bien nos demuestra Max Moreau su laboriosidad y la aceptación que sus retratos tienen entre el poco propicio, para dejarse pintar, público granadino, y su excepcional categoría. Nos congratulamos de la tal demostración y más aún de la actitud de nuestros paisanos, como de cuanto significa un despertar de interés por el arte de ellos.
Referencia bibliográfica:
La obra de Max Moreau. Granada: Lit. ANEL. San Vicente ferrer, D.L. 1977