Descripción: | Primer premio del concurso para el cartel del Corpus de 1888, el autor refleja una alegoría de Granada, que la encarna una joven en un mirador urbano, con arquitecturas referentes al Medioevo de la ciudad. Así, la obra acusa una importante verticalidad, riqueza de colorido y dos planos perfectamente divididos. El superior, lo conforma una cenefa que es en realidad una leyenda o documento pictórico con los asuntos propios de la Fiesta del Corpus Christi: justo en el ángulo superior izquierdo, una alameda en cuyo centro se erige un quiosco de la música, de cubrición muy apuntada y columnas que se alternan en colores rojo y verde, los de la ciudad, a cuyo alrededor se concita un número de personas, y más distanciadas, dos figuras femeninas de ropas elegantes y quitasoles en la mano. Bajo este conjunto, un ángel de factura movida, con un pequeño paño en color encarnado sobre su cuerpo, serpenteante, sostiene en su mano derecha las cadenas de un incensario, que desprende el humo propio, convertido en nube, cada vez más azulado en torno al personaje celeste. Con la mano izquierda, sujeta el cordel de una guirnalda hecha de balones pequeños multicolores con rosas y una granada, que acaba, en una curva ascendente, en el ángulo superior contrario, esto es, el de la derecha. En el centro de esta zona, el escudo heráldico de Granada, con las armas castellanas, las efigies de los Reyes Católicos, la leyenda con los títulos concedidos a la ciudad y en timbre, la corona real. Prosigue una escena taurina, la lidia de un toro aperajado y caribello, entre un picador y un maestro, de terno esperanza y oro. Abajo, la alegoría en cuestión: Un cielo nublado con claros celestes permite que en él se recorte el exterior de un Carmen, con escalinata por la que se contempla la Alhambra. Simula la arquitectura, el mirador de Daraxa. Una fuente, taza de mármol blanca, al fondo. Tiestos de macetas (geranios) y rosas a los pies de la joven. Su atavío, morisco, combina la Granada de hoy y la musulmana; chilaba, babuchas, caftán, alharacas, velo... Predominan los colores brillantes e intensos. Reposa su brazo derecho en el muro escalonado y decorado con azulejos a la manera de los del Mexuar. Presenta una pose semifrontal y la mirada a la izquierda del espectador, contemplando las vistas. La obra, luce un marco fino, hecho de una moldura de madera sobredorada. |